domingo, 4 de octubre de 2009

Sobre Una semana con Villa en Canutillo

Hace unos días, nuestro maestro, el Dr. Fernando Curiel, publicó una reseña al libro Una semana en Canutillo. Comparto con ustedes el texto.

Habla Villa

Fernando Curiel

Martes, 29 de septiembre de 2009

Entre el 28 de mayo y el 5 de junio de 1922, Regino Hernández Llergo, jefe de Redacción del periódico El Universal fundado por Félix Fulgencio Palavicini en trance carrancista, entrevistó, en sus hacienda de Canutillo, al norte de Durango, al temible y mítico Francisco Villa. El creador de la División del Norte, el último sobreviviente de los caudillos militares de entraña popular de la Revolución.

Una de las políticas de Palavicini consistía en impulsar los reportajes de largo aliento orientados, los de crítica social, a denunciar los males. Con claridad buscaba conmover a los lectores de clase media.

La entrevista-reportaje tuvo como antecedente inmediato una nota del New York World, aparecida en abril, en la que se especulaba sobre la campaña de Villa para gobernador de Durango.

Para su encuentro con Villa, toda una exclusiva, Hernández Llergo se había hecho acompañar por el reportero gráfico Fernando Sosa y Emilia, una amiga.

La entrevista, pieza fundamental en el examen del villismo, debatida y polémica desde el comienzo, apareció en ocho entregas, en primera plana, del 12 al 18 de junio del mismo año de 1922.

El Universal dio un campanazo de enorme resonancia.

Un año después, el guerrillero caía bajo un reguero de balas emboscadas.

Dos jóvenes y competentes investigadores, Antonio Sierra García y Carlos Ramírez Vuelvas, se dieron a la tarea de editar, íntegra, la histórica entrevista bajo el sello de la Universidad de Colima.

Un botón de muestra.

-¿Y qué tiempo quieren estar ustedes en Canutillo?

-Dos o tres días, general, si a usted no le parece un abuso.

-¿Dos o tres días? ¡No! Eso no les alcanza para nada. Necesitan ustedes quince o veinte días para que se den cuenta de todo... ¡Así tendré tiempo de enseñarles todo!... Ya verán -agregó- cómo tengo yo allí resuelto el problema agrario, que tanto quehacer ha dado a los políticos de mi país, y que es tan sencillo resolver bien cuando uno tiene buena voluntad... En Canutillo, toda mi gente tiene tierras, con sus títulos de propiedad, y todos trabajan, sacan provecho a su terrenito y me ayudan a mí a trabajar con mayores rendimientos. Ellos ganan, yo también, y así vivimos satisfechos: ellos como pequeños propietarios, y yo como el dueño de Canutillo... ¡Todo se puede arreglar cuando se tiene buena voluntad! -añadió acongojado.

Y agregó:

-Ya verán, señores periodistas, lo que es el estado seco en Canutillo... Allí nadie se emborracha, yo he logrado arrancar ese vicio terrible a mis hermanos... Ese vicio, que es la más grande desgracia de mi pueblo y de mi raza.

Y el general Villa hablaba cada vez más conmovido; se veía, en realidad, que cada idea que expresaba la sentía, se le conocía el dolor que le atormentaba cuando se refería a las desgracias de la patria. Y cuando terminó ese interesante periodo sus fuertes ojos, inyectados de sangre, parecieron muy próximos a derramar lágrimas.

¡Ése es el general Villa! Mi palabra de honor.

¿Era sincero, definitivo, el retiro de Francisco Villa a su laboratorio agrario o, en el fondo, suspiraba por la gubernatura o, de plano, por la "grande", la silla a la que ayudó a desmontar tanto a Porfirio Díaz como a Victoriano Huerta?

Ahora bien: ¿qué derroteros siguieron los editores?

En primer término, la edición completa del famoso reportaje, del que a la fecha sólo se habían publicado fragmentos.

En segundo, la realización de un esbozo biográfico del entrevistador tabasqueño, símbolo de todo un periodo del periodismo mexicano desde su arribo a la redacción de El Universal hasta su muerte en 1976, luego de fundar la revista Impacto.

Una observación: Hernández Llergo "en los albores del siglo XX, conservó la tradición de negociar con el presidente la agenda política mediática, mientras hacía del periodismo una poderosa rotativa moderna al participar en la creación de periódicos y revistas como El Globo, El Demócrata, Hoy, Mañana, Todo, Alarma..."

En tercer y último lugar, la revisión de las relaciones de Pancho Villa con el periodismo, relación que dio como fruto la construcción del personaje, del Villa icono de las causas populares y agrarias.

¿Cómo procedió, a juicio de los editores, el joven periodista de 26 años que, sin proponérselo, abría camino ni más ni menos que a uno de los villistas mayores, Martín Luis Guzmán?

Cito, para ilustración del lector de EL FINANCIERO: "El extenso reportaje es una lección de periodismo, en la que el autor utiliza las técnicas del suspense de la novela de folletín con finales abiertos, la duda como ilación de la historia o el énfasis en los momentos de drama, pero también demuestra el dominio de la transcripción en un reportero que debía hacer sus primeras anotaciones en la alcoba de Canutillo".

Forma de neoperiodismo, en suma.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Disculpen, ¿donde consigo el libro?

Carlos Ramírez Vuelvas dijo...

Puedes escribir a este correo: vuelvas@gmail.com

Saludos,
CRV.

Marvin Huerta dijo...

buenas tardes. Como puedo adquirir este libro?