miércoles, 6 de enero de 2010

Monólogo de Woody Allen


Los hombres anteriores de las mujeres
que amo o de las que amé, y sus futuros
hombres, me he percatado
que ni siquiera en el fondo,
si no ya desde el exterior,
son mejores hombres que yo.

No me explico qué vieron ellas en mí,
por qué conservan su interés
en mi conversación tan pobre. Todos
esos hombres son más atléticos que yo,
son más inteligentes, y sus
palabras son diáfanas piedras
de río donde los peces del saber
desovan sus blandos huvecillos.

Todos esos hombres pueden, incluso,
negar mis palabras con el alto poder
que el desdén otorga. Todos ellos
--mis pupilas no mienten--,
espléndidos efebos dispuestos
al mármol y al faldón de una cama.
Por qué las mujeres que amo, aquellas
que he amado, prefieren ver
la tarde a mi lado, mientras la vida
pasa en medio del cálido
placer que abreva en nuestros miembros.

Qué pensarán las mujeres que deciden
dar el sí, fijar sus ojos amorosos
en los míos, si yo apenas puedo hablar
de aquellos como si fueran colosos,
gigantes que han vencido
de un solo golpe a todos
sus blandengues enemigos.

1 comentario:

deivid dijo...

pinche woody, qué atinado. un abrazo, Carlitos...