Pero antes de llegar a Segovia, ¡vimos un ovni!
Je, no cierto. Lo que sí es que estuvimos en la estación de autobuses de Segovia un ratotote. Joserra, que estaba de Chef, hablaba y hablaba al celular, desesperado por la incomprensible y proverbial puntualidad mexicana. San también estaba ansiosa, aunque desde la estación había buenas vistas de la Catedral.
Decidimos tomar un taxi para llegar a La Granja.
Poco después de las tres, por fin llegamos a la Puerta de Segovia del Real Sitio de San ildefonso (todo eso... y más!)
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